viernes, 26 de diciembre de 2014
martes, 2 de diciembre de 2014
Hoy quiero hablaros de las cosas imposibles, esas cosas que, en la mayoría de los casos, no hacemos por que creemos que no vamos a conseguirlo. No voy a hablar sobre una hipótesis de un caso que podría ser posible, sino sobre una historia real.
Una niña, 17 años, se fija en un hombre, 27 años, es una relación prácticamente imposible. No sólo se trata de la diferencia de edad existente entre ambos, también es las edades entre esos 10 años, de una niña a un hombre. Para ella luchar por él sería algo que no valdría la pena, pues un hombre jamás se fijaría en una niñita, pero eso no evita que la muchacha tenga su esperanza de conseguirle. Así que, aún que sabe que es más posible que acabe entristecida por no llegar a ganarle, lo intenta luchando por él poco a poco, palabra a palabra, mirada a mirada y sonrisa a sonrisa. Cada día está más esperanzada y tiene la sensación de estar haciendo las cosas bien, pues ve algo en él que hace que piense que el objetivo está más cerca. Sus vidas son completamente diferentes, pero cuando se quiere algo solo hay que luchar por ello. Poco a poco ella le va ganando, conquistando, aun que él se quiere negar por las circunstancias. Finalmente, el cariño que surge entre ambos, la amistad y la confianza hace que acaben locos el uno por el otro, y que aquello que era imposible, gracias a la lucha por conseguirlo, ahora sea la realidad de esa persona.