Te encontré en la fría madrugaba.

Yo andaba caminando, algo normal en mí. Las calles estaban vacías, las 5 de la mañana y en pleno invierno no hay nunca una valiente que se asomara a la calle, pero ahí estoy yo, como siempre. A la vez que yo paseaba por la acera derecha de el lado de la larga y ancha carretera las farolas parecían apagarse al ritmo de mis pasos, pero, no lo hacían, en realidad solo parpadeaban. No sé que buscaba exactamente aquella fría noche: mis piernas estaban congeladas pues mis finas medias de tono brillante no me cubrían mucho; los pies me dolían horrores, el bonito zapato negro que conjuntaba como mi vestido ajustado hasta por encima de las rodillas y con mangas negras transparentes de este mismo tono estaba acabando conmigo, pero, aún quedaba para llegar a casa.
Estaba agotada, entre las cervezas que nos habíamos tomado y lo mucho que bailamos, mi cuerpo pesaba más de lo que yo podía sostener, decidí sentarme. Estaba loca, aquella calle era una de las más peligrosas de la ciudad, podía pasarme cualquier cosa, pero no me pasaría nada malo, al menos así lo presentía yo. La Luna grande y llena alumbraba más que las propias farolas. Y de pronto sonó el móvil, batería 0%, agotada. Tenía que volver a casa, aquello se ponía feo y yo no quería presenciar ninguna desgracia. A unos 200 metros de mi casa me paré, desde que salí de aquella calle sentía una extraña sensación de que alguien me seguía, pero no la quería hacer mucho caso, aunque, no me equivocaba. Justo cuando me giré apareció él, un hombre alto y fuerte, veinticinco o veintiséis años, de mi edad, era moreno y llevaba unos pantalones azules marinos, una camisa azul cielo, una americana azul marina que le iba perfectamente a juego con los pantalones, un fular gris y unos zapatos de charol. Causó una gran impresión sobre mí. No conseguía verle la cara, estaba oscuro, pero se acercó a mí; cuando le vi los rasgos me congelé, era el hombre más perfecto que jamás había visto; ojos marrones muy claros, pelo negro y con volumen, unos labios finos y a la vez deseables, y una sonrisa, una sonrisa perfecta. Pensé que el alcohol me estaba haciendo efecto por lo que me dí la vuelta y me fui a casa pero, me paró rozando suavemente mi hombro, en ese instante comprendí que no era el alcohol ni ningún otro efecto, era de verdad, y era el hombre de mi vida.

¡Eh pequeña!

+ Hola enana, llevo esperándote un tiempo, ¿dónde andas metida?
- He estado perdida, paseaba por el mar, los árboles, la brisa acariciaba mi pelo..
+ Te llame al móvil, no me lo cogiste
- Fui a tu casa a buscarte, pero no quisiste verme
+ Los siento, estaba ocupado
- ¿Ocupado? Ocupada estoy yo paseando por el mar, viendo las olas, la paz y la tranquilidad. Sin pensar en que te busco y me dejas sola
+ Eh pequeña, no te enfades, solo estaba preparando algo..
- ¿Algo? ¿El qué? Estoy cansada de que no me demuestres nada de tanto que me quieres.
+ Te dije que me cuesta demostrar, sobretodo contigo por que.. se me paralizan las piernas, tartamudeo y el corazón me late a mil por hora, me controlan los nervios cuando estás a mi lado..
- No te creo, eso me lo has dicho siempre.
+ Por que es la verdad, pero, tú, te has convertido en mi niña, en mi perfecta felicidad, en mi debilidad, en mi pequeña. Por eso, yo, hoy, aquí, quería pedirte que fueras algo más que eso, que.. ¿Quieres casarte conmigo?

¿Dónde estamos?

¿Cómo llegamos aquí?

¿Por qué hay cosas que nos resultan tan difíciles?

Hay preguntas que no tienen respuestas, otras tienes una única respuesta y está en nuestro interior. Quizás es difícil de comprender, pero por algo es buena respuesta, ¿no?

Posible.

Claro que sí, se puede.
¿Acaso cuando nacemos nos lo dan todo? No. Nosotros vamos siendo quienes queremos ser, nos hacemos a nuestra manera, con nuestros esfuerzos.
"A nadie le toca la lotería si no la hecha"

¿Nos escapamos al paraíso?

Esto está lejos de mí pero me iba con los ojos cerrados, me quedaría un tiempo y volvería como nueva.
¿Qúe? ¿Nadie se apunta?

BIENVENIDOS A UN MUNDO DONDE EL PLACER ESTA AL ALCANCE DE TODOS.

Solo.

Si a mí con que me cuides a tu lado me haces la mujer más especial.

No me llames "princesa":

No siempre buscamos a un tío que nos diga que nos quiere a cada momento, que nos llame princesas y nos compre regalitos, aunque, nunca está demás. 

No es necesario que en una relación todo vaya bien, sino que tire para adelante con sus pequeños antibajos y su felicidad entre esas dos personas.

Las mujeres no somos difícil, sois vosotros que creéis que todo es muy fácil para conquistarnos.

Yo, por ejemplo, no quiero un hombre que me tenga que decir te quiero todos los días ni que tenga que estar más pendiente de mí que de él, solo quiero uno que se preocupe por mí, que me haga reír, que cuando esté conmigo se sienta especial y es que tener un buen físico no basta para poseer a la mujer que quieras. Dado que el cuerpo se pierde y la personalidad perdura te diría que cuides tu forma de ser más que tu físico. 

Ah, no pretendas enamorar a todas con sonreír, siempre habrá una a la que tu jueguecito de "me las llevo a todas" no le importe y sea precisamente ella de la tu te enamores.

"Orgullo".

Es cierto, si de verdad quieres a alguien no vas a dejar que se vaya sin haber hecho todo lo posible para que se quedará. El orgullo es muy fuerte en muchas personas, pero no lo suficiente cuando se quiere de verdad; por orgullo a veces perdemos demasiadas cosas como a amigos, familiares, oportunidades.. pero no nos vale la pena.
Somos tontos por que decimos "No me hablas por orgullo", sí, a veces puede ser, pero no un día y otro y otro y otro sin hablar por simple "orgullo", no señores. Cuando no te habla en mucho tiempo es que no te necesita, no le importas lo suficiente y, aunque esto sea una realidad que duele hay que saberlo, por que muchas veces preferimos creer que tiene mucho orgullo a que no le importamos, pero en esta vida hay que ser realista y tener los pies en el suelo, por que de lo contrario la verdad será mucho más dura después de habernos engañados.
Nosotros mismo sabemos quien nos importa realmente y quien no. No es cuestión de orgullo.

Simple.

Ayudamos a todo el mundo, vamos con ellos a donde sea, los aconsejamos, los mimamos.. pero, ¿qué es de nosotros? también necesitamos que alguien nos cuide, que se preocupe por nosotros.
Tal que somos humanos, no perfectos. Nos equivocamos, chocamos y nos levantamos. Incluso, en ocasiones, volvemos a cometer esos mismos errores, no por que queramos cometerlos sino por que sin darnos cuenta nos metemos poco a poco en ellos y cuando queremos salir no hay vuelta atrás.

El amor te rompe el corazón.

¿Dónde quedan tus ganas?
¿Dónde tu felicidad?
¿Dónde tu ánimo?
¿Dónde quedas tu vida cuando te duele cada centímetro de tu cuerpo por tener el corazón hecho pedazos?
Todo se te acaba, nada te importa. Lloras, comes poco y encima no sales, ¿Es horrible, verdad?
Dicen que el amor es lo más bonito y doloroso que existe, pues no hay nada más difícil como sanar una herida que no cura.
¿Por qué nos pasa esto?
No sé, quizás es que somos seres humanos y necesitamos nuestra pequeña dosis de amor cada día, lo duro es no tenerla, perderla, echarla en falta, recordarla, ansiar que vuelva.. Pero la vida es larga, aunque digan que dura dos días, tenemos que aprovechar cada hora pues es cierto que no la vamos a recuperar y que cada lágrima de dolor es un paso en falso hacia ningún lado.
Salgamos, conozcamos gente, sigamos adelante, al fin y al cabo, siempre seguirán pasando los días tanto si llores como si ríes.